miércoles, 30 de junio de 2010

LA RAMBLA



El último día de mi estadía en Barcelona, en abril del 2009,
quise recorrer el bellísimo paseo catalán que es La Rambla.
En las calles laterales, algunos miradores del Barrio Gótico
se asomaban entre los edificios de vanguardia.
Caminar por la Rambla desde la Plaza Catalunya hasta el puerto,
es una oferta permanente de flores, cuadros, postales, turistas,
casa de souvenirs, restaurantes, espectáculos...
A lo largo de todo el recorrido es una unión permanente
entre lo antiguo y lo moderno,


¡Las baldosas de la Plaza Catalunya brillan como si
alguna señora hacendosa las lustrara todos los días!
Por supuesto que las palomas, como en todas las plazas del mundo,
se pasean muy orondas y pavoneándose
como si fueran las dueñas del lugar.


Algunos otros habitués son las estatuas que rodean la fuente
y también se encuentran en todo el perímetro numerosas alegorías
como al descubrimiento de América.


Esta es una de las que más me gustó,
tal vez por la sencillez del mármol desnudo
y sin ningún otro ornamento.
Al fondo, se ve el comienzo de La Rambla con el
incesante ir y venir de turistas.

Por supuesto que las infaltables estatuas vivientes
forman parte del paisaje urbano...



Siempres hay algún osado que querrá preservar
su genio y figura para la posteridad...



¡A decir verdad, el pintor hace
retratos muy fieles a la realidad!


Tampoco faltan Don Quijote y la clásica bailarina española,
aunque ambos, bastante agiornados!

Y también, siempre presente, otro hijo de Cataluña, Joan Miró



Paseando por La Rambla, en una de las calles laterales,
se me cayó un lagrimón
recordando a "Mi Buenos Aires querido".
¿Acaso esta recova, no les trae reminiscencias
de la nuestra en la Avenida Alem?


¡Las farolas de Barcelona me hacen delirar!
Y allí, a la izquierda, el nombre del famoso paseo catalán!


Éste es el Teatro Liceu que es el más antiguo y prestigioso de la ciudad,
especialmente como teatro de ópera.
Es uno de los más importantes del mundo.


¡Si hay algo que me produce muchísimo placer es descubrir
joyas arquitectónica cuando miro hacia arriba, más allá
de la línea de mis ojos...!

Y, sí... se pueden ver verdaderas obras de arte
como por ejemplo la herrería, las molduras, columnas
y esculturas como en este edificio
que está en una de las calles laterales
que hace esquina con La Rambla.

También se ve asomar, entre las modernas construcciones,
algunas muy antiguas del Barrio Gótico, de los tiempos en que Barcelona
era una colonia romana y se llamaba Barcino.
En el Gótico se encuentra la que fuera la residencia
de los condes de Barcelona, allá por el siglo IX.
Dicen que en uno de sus salones, los Reyes Católicos recibieron
a Colón cuando volvió de América.
El Palacio del Rey tiene un mirador desde
donde se avistaba el Mar Mediterráneo y por supuesto,
habría centinelas de día y noche para prevenir posibles
ataques de los enemigos.


¡Me siguen enamorando las farolas de hierro del Modernismo!

Llegando al final de La Rambla, es todo más espacioso,
más a cielo abierto y se va dejando atrás lo abigarrado
de las primeras cuadras.
Cuando nos acercamos al puerto, se divisa la estatua de Colón;
dicen que mira hacia América.


En el puerto de Barcelona están Las Golondrinas,
famosas embarcaciones que llevan a los turistas
a dar un vuelta por el Mediterráneo.

Muchos yates y veleros, tomando un descanso...


Un paseo por la orilla del mar...



Tal vez, algún barco factoría o un crucero de súper lujo...


¡Igual que en Liverpool,
el cielo entrecomillado de gaviotas!


Y ésta, solitaria, pensativa, tal vez rebelde y libre
como Jonathan Livingston Seagull... (Juan Sebastián Gaviota),
el inovidable libro de Richard Bach...



























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